El rendimiento académico no se mide únicamente por las calificaciones finales, sino también por la forma en que los estudiantes progresan a lo largo de sus estudios. Conocer cómo evoluciona ese rendimiento —tanto a nivel individual como colectivo— permite valorar la dificultad real de cada asignatura y estimar el tiempo y esfuerzo necesarios para afrontarla con éxito.
Para ello, las universidades publican diversos indicadores estadísticos que ayudan a entender mejor el grado de implicación, los resultados y la eficiencia del aprendizaje. Entre los más relevantes destacan tres tasas fundamentales:
- Tasa de evaluación: mide el grado de participación del alumnado, comparando los créditos presentados a examen con el total de créditos matriculados. Una tasa alta suele reflejar una asignatura más accesible o con una evaluación clara.
 - Tasa de éxito: indica la proporción de créditos superados respecto a los créditos presentados a examen. Cuanto más alta sea, mayor será la probabilidad de aprobar una vez se acude a la prueba.
 - Tasa de rendimiento: combina las anteriores, mostrando la relación entre los créditos superados y los matriculados. Permite estimar la eficiencia global del aprendizaje en esa materia.
 
En conjunto, estas tasas ofrecen una visión objetiva del funcionamiento académico de cada titulación y ayudan a anticipar el nivel de dificultad, la carga de trabajo y la viabilidad de aprobar solo con práctica de exámenes.
Tasa de evaluación (curso 2024-25)
Primero
Segundo
Tercero
Cuarto
Fuente: https://app.uned.es/evacaldos/
Tasa de éxito exámenes (curso 2024-25)
Primero
Segundo
Tercero
Cuarto
Fuente: https://app.uned.es/evacaldos/
🎨 Código de colores Kibbutz.es
Para facilitar la interpretación de los indicadores académicos y ofrecer una referencia práctica a los estudiantes, Kibbutz.es ha desarrollado un código de colores que representa, de forma visual e intuitiva, la probabilidad real de aprobar una asignatura únicamente practicando exámenes anteriores.
Este sistema se basa en un análisis comparativo: se cotejan las preguntas de los exámenes más recientes con un recopilatorio histórico lo más amplio posible, abarcando varios cursos académicos. Se contabiliza cuántas preguntas se repiten de manera literal o mantienen el mismo contenido conceptual, lo que permite estimar hasta qué punto el estudio de exámenes pasados puede servir como estrategia principal de preparación.
En función de ese nivel de coincidencia, las asignaturas se clasifican en cinco categorías:
🟢→ Se puede aprobar haciendo únicamente haciendo exámenes de otros años en bucle.
🟡→ Aunque no es garantía, con buen dominio del banco de preguntas y una base mínima teórica, es muy factible aprobar.
🟠→ Los test ayudan bastante, pero es necesario comprender bien el contenido.
🔴→ Sin estudio previo del manual, es difícil alcanzar el aprobado.
⚫→ Los test no sirven de mucho sin un conocimiento profundo de la asignatura.
Este sistema, combinado con las tasas oficiales de evaluación, éxito y rendimiento, permite valorar objetivamente la dificultad y la previsibilidad de cada asignatura, ayudando al estudiante a planificar su tiempo de estudio de forma más eficiente y realista.