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Recuadro 14-3. Anomia pura

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   anomia      asociación semántica      frecuencia de las palabras      léxico fonológico      memoria      trastornos afásicos   
D.P. era profesor universitario hasta que sufrió un accidente cerebrovascular a los 47 años de edad. Aunque sus funciones cognitivas (atención, , etc.) no se vieron afectadas, sufrió trastornos del lenguaje, en concreto, . Tenía graves dificultades para nombrar objetos o dibujos de objetos y, de hecho, obtuvo una baja puntuación en el test de vocabulario de Boston, en el que se presentan 60 dibujos para que el paciente los nombre. También puntuaba bajo en las tareas de fluidez verbal, en las que debía decir palabras de una determinada categoría durante 1 minuto. Su lenguaje espontáneo era gramaticalmente correcto, aunque con abundantes circunloquios, anomias y algunas perseveraciones. En cambio, su comprensión oral, así como la lectura y la escritura, estaban conservadas.

Para conocer las causas de su , se presentaron a D.P. 140 dibujos simples de objetos familiares y animales comunes (p. ej., lámpara, percha, tigre, etc.) en tarjetas individuales. D.P. nombró correctamente 92, lo que supone un 34 % de errores. La mayoría de sus errores eran de tipo semántico; así al «tigre» lo llamó «león»; a la «luna», «sol», y a la «zanahoria», «perejil». También hizo varios circunloquios, errores morfológicos (p. ej ., «regador» por «regadera») y perseveraciones (volver a decir una palabra que ya había dicho previamente y que no tenía relación con el estímulo actual).

Las variables que determinaban la ejecución de D.P. eran fundamentalmente la y la edad de adquisición, lo que significa que las probabilidades de que D.P. nombrase correctamente un dibujo aumentaban de forma considerable cuando ese dibujo tenía un nombre de alta frecuencia y fue aprendido en una etapa temprana de la vida. Los problemas afásicos de D.P. no se producían a nivel semántico, ya que no presentaba dificultad alguna con los significados y, aunque no encontraba las palabras, sabía perfectamente lo que querían decir. De hecho, realizó bien la tarea de , consistente en emparejar los ítems relacionados. y también la tarea de emparejamiento palabradibujo, consistente en señalar entre varios dibujos el que le nombraba el neuropsicólogo.

Sus problemas tampoco eran de tipo fonológico, puesto que realizaba perfectamente las tareas de repetición de palabras y de seudopalabras, así como la de lectura en voz alta, que exigen la recuperación de los fonemas de las palabras. Se trataba, por lo tanto, de un caso típico de anomia pura en la que los problemas para recuperar las palabras se debían exclusivamente a una dificultad para acceder al , probablemente porque la lesión produjo una disminución del nivel de activación que permitía todavía el acceso a las palabras con umbral bajo (las de alta frecuencia y adquiridas tempranamente), pero no a las de umbral alto.