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Recuadro 11.4. Dislexias evolutivas

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   acceso léxico      conciencia fonológica      disléxicos      Einstein      hemisferio derecho      hemisferio izquierdo      mayor      menor      sustancia blanca      sustancia gris   
La mayor parte de los niños aprenden a leer, con cierto esfuerzo pero sin grandes dificultades, en el período destinado a la enseñanza de la lectura. Sin embargo, hay un pequeño porcentaje de niños (se calcula en torno al 3%) que presentan graves dificultades para aprender a leer sin que aparentemente existan causas que lo justifiquen. Puede tratarse incluso de niños que están motivados para aprender a leer, que tienen un buen ambiente familiar, que acuden a un buen colegio e, incluso, que tienen una inteligencia por encima de la media (hay, de hecho, personas muy inteligentes que han sido disléxicos, entre los que se incluyen o Walt Disney). Y, a pesar de todo, tienen serias dificultades para aprender a leer. Se trata de niños .

Estas dificultades lectoras se deben a ciertas alteraciones cerebrales. Con las modernas técnicas de neuroimagen se ha comprobado que los niños disléxicos tienen volumen de en los lóbulos temporales, sobre todo el izquierdo, pero especialmente las diferencias con los niños normales son mucho más acusadas en la región occipitotemporal izquierda, en el área de la forma visual de las palabras. Esta área tan importante para conseguir una lectura fluida tiene menos densidad de neuronas en los niños disléxicos. Por el contrario, estos niños presentan cantidad de sustancia gris en el lóbulo frontal derecho.

También se observa en estos niños densidad en la , la cual tiene gran importancia puesto que se encarga de conectar las diferentes áreas corticales. En particular se ha encontrado menor cantidad de fibras en estos niños en comparación con los controles en el fascículo arqueado, que conecta las regiones posterior y anterior del lenguaje, y el cuerpo calloso, que conecta los dos hemisferios.

Como consecuencia de esas deficiencias estructurales, se producen también anomalías funcionales, que pueden comprobarse mediante técnicas de neuroimagen funcional. Así, se observa una menor activación del en los niños disléxicos, especialmente en la zona parietotemporal izquierda, correspondiente al procesamiento fonológico, mientras realizan tareas lingüísticas, y una menor activación en la zona occipitotemporal izquierda, área de la forma visual de las palabras, mientras leen. Por el contrario, muestran mayor activación del , probablemente debido a las estrategias compensatorias que tienen que desarrollar.

Estas alteraciones cerebrales determinan ciertas dificultades en los niños disléxicos que se pueden observar antes de iniciar el aprendizaje de la lectoescritura. Todas ellas se relacionan con el procesamiento fonológico, y así estos niños presentan dificultades en tareas de , del tipo de manipulación de fonemas, rimas, etc. También tienen una memoria verbal a corto plazo reducida y, en algunos casos, lentitud en el en tareas de denominación de dibujos o de fluidez verbal. Existen dos teorías sobre los trastornos fonológicos de las personas disléxicas: una sostiene que las representaciones de los fonemas están degradadas (Perrachione, Del Tufo y Gabrieli, 2011) y otra postula que no es un problema de las representaciones, sino de acceso a ellas (Boets et al., 2013).