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¿Cuáles fueron las variables independientes y la variable dependiente seleccionadas en este estudio?
Las variables independientes elegidas en este estudio fueron dos: el tipo de autoconcepto y el número de acontecimientos cotidianos negativos experimentados. Cada una de estas variables presentó, a su vez, dos niveles en función de los cuales fue dividida la muestra. En el caso del tipo de autoconcepto los niveles establecidos fueron el autoconcepto integrado positivo y el autoconcepto compartimentalizado positivo. Con respecto al número de los acontecimientos cotidianos negativos, los niveles elegidos fueron: alta y baja cantidad. La variable dependiente seleccionada fue el grado de autoestima experimentado.
Las variables dependientes elegidas en este estudio fueron dos: el tipo de autoconcepto y el número de acontecimientos cotidianos negativos experimentados. Cada una de estas variables presentó, a su vez, dos niveles en función de los cuales fue dividida la muestra. En el caso del tipo de autoconcepto los niveles establecidos fueron el autoconcepto integrado positivo y el autoconcepto compartimentalizado positivo. Con respecto al número de los acontecimientos cotidianos negativos, los niveles elegidos fueron: alta y baja cantidad. La variable independiente seleccionada fue el grado de autoestima experimentado.
Las variables independientes elegidas en este estudio fueron dos: el tipo de autoconcepto y el número de acontecimientos cotidianos negativos experimentados. Cada una de estas variables presentó, a su vez, dos niveles en función de los cuales fue dividida la muestra. En el caso del tipo de autoconcepto los niveles establecidos fueron el autoconcepto integrado positivo y el autoconcepto compartimentalizado positivo. Con respecto al número de los acontecimientos cotidianos negativos, los niveles elegidos fueron: alta y baja cantidad. La variable dependiente seleccionada fue el grado de autoconcepto resultante.
Describa los resultados mostrados en el gráfico
Los resultados del estudio ponen de manifiesto que, en el caso de las personas que tenían un autoconcepto integrado positivo, el hecho de experimentar una cantidad alta o baja de sucesos negativos no afectaba al nivel promedio de su autoestima, ya que las diferencias en esta variable entre los dos grupos no fueron significativas. Sin embargo, en el grupo de personas con un autoconcepto compartimentalizado positivo, sí se constató que su nivel de autoestima era significativamente más bajo cuando habían experimentado una alta cantidad de sucesos negativos, en comparación con el grupo que, teniendo el mismo tipo de autoconcepto, informaba haber tenido una cantidad baja de sucesos negativos. Por otro lado, se puede observar que cuando el número de sucesos negativos experimentados era bajo, el nivel de autoestima mostrado por los individuos con un autoconcepto compartimentalizado era ligeramente superior al de los individuos con el autoconcepto integrado, aunque las diferencias entre estos dos grupos no fueron significativas. De igual modo, cuando el número de sucesos negativos era alto, las personas con un autoconcepto integrado mostraban un nivel de autoestima ligeramente superior al de las personas con un autoconcepto compartimentalizado, si bien esta diferencia tampoco resultó ser significativa.
Los resultados del estudio ponen de manifiesto que, en el caso de las personas que tenían un autoconcepto integrado positivo, el hecho de experimentar una cantidad alta o baja de sucesos negativos no afectaba al nivel promedio de su autoestima, ya que las diferencias en esta variable entre los dos grupos no fueron significativas. Sin embargo, en el grupo de personas con un autoconcepto compartimentalizado positivo, sí se constató que su nivel de autoestima era significativamente más bajo cuando habían experimentado una alta cantidad de sucesos negativos, en comparación con el grupo que, teniendo el mismo tipo de autoconcepto, informaba haber tenido una cantidad baja de sucesos negativos. Por otro lado, se puede observar que cuando el número de sucesos negativos experimentados era bajo, el nivel de autoestima mostrado por los individuos con un autoconcepto compartimentalizado era ligeramente superior al de los individuos con el autoconcepto integrado, aunque las diferencias entre estos dos grupos fueron significativas. De igual modo, cuando el número de sucesos negativos era alto, las personas con un autoconcepto integrado mostraban un nivel de autoestima ligeramente superior al de las personas con un autoconcepto compartimentalizado, si bien esta diferencia tampoco resultó ser significativa.
Los resultados del estudio ponen de manifiesto que, en el caso de las personas que tenían un autoconcepto integrado positivo, el hecho de experimentar una cantidad alta o baja de sucesos negativos afectaba al nivel promedio de su autoestima, ya que las diferencias en esta variable entre los dos grupos no fueron significativas. Sin embargo, en el grupo de personas con un autoconcepto compartimentalizado positivo, sí se constató que su nivel de autoestima era significativamente más bajo cuando habían experimentado una alta cantidad de sucesos negativos, en comparación con el grupo que, teniendo el mismo tipo de autoconcepto, informaba haber tenido una cantidad baja de sucesos negativos. Por otro lado, se puede observar que cuando el número de sucesos negativos experimentados era bajo, el nivel de autoestima mostrado por los individuos con un autoconcepto compartimentalizado era ligeramente superior al de los individuos con el autoconcepto integrado, aunque las diferencias entre estos dos grupos fueron significativas. De igual modo, cuando el número de sucesos negativos era alto, las personas con un autoconcepto integrado mostraban un nivel de autoestima ligeramente superior al de las personas con un autoconcepto compartimentalizado, si bien esta diferencia tampoco resultó ser significativa.
¿Cómo podrían interpretarse estos resultados?
Estos resultados han de ser interpretados dentro del marco teórico propuesto por Showers. Según este modelo, si bien parece que la presencia de un autoconcepto compartimentalizado positivo se asocia con niveles altos de bienestar y autoestima, en algunos casos puede resultar más beneficioso la organización del autoconcepto de forma integrada y positiva. Cuando suceden acontecimientos estresantes podría ocurrir que los individuos cuyo autoconcepto estuviera compartimentalizado de modo positivo pasaran a realizar una compartimentalización más negativa, como consecuencia de la mayor activación de los contenidos negativos del autoconcepto, reduciéndose entonces su nivel de autoestima. En paralelo, el autoconcepto integrado positivo podría tener un efecto protector de la autoestima en las situaciones de estrés. Dado que este tipo de autoconcepto supone la presencia, dentro de una misma faceta, de características positivas y negativas, la mayor activación de las características positivas facilitaría compensar y aminorar el posible efecto negativo del estrés sobre la autoestima.
Estos resultados han de ser interpretados dentro del marco teórico propuesto por Markus. Según este modelo, si bien parece que la presencia de un autoconcepto compartimentalizado positivo se asocia con niveles altos de bienestar y autoestima, en algunos casos puede resultar más beneficioso la organización del autoconcepto de forma integrada y positiva. Cuando suceden acontecimientos estresantes podría ocurrir que los individuos cuyo autoconcepto estuviera compartimentalizado de modo positivo pasaran a realizar una compartimentalización más negativa, como consecuencia de la mayor activación de los contenidos negativos del autoconcepto, reduciéndose entonces su nivel de autoestima. En paralelo, el autoconcepto integrado positivo podría tener un efecto protector de la autoestima en las situaciones de estrés. Dado que este tipo de autoconcepto supone la presencia, dentro de una misma faceta, de características positivas y negativas, la mayor activación de las características positivas facilitaría compensar y aminorar el posible efecto negativo del estrés sobre la autoestima.
Estos resultados han de ser interpretados dentro del marco teórico propuesto por Linville. Según este modelo, si bien parece que la presencia de un autoconcepto compartimentalizado positivo se asocia con niveles altos de bienestar y autoestima, en algunos casos puede resultar más beneficioso la organización del autoconcepto de forma integrada y positiva. Cuando suceden acontecimientos estresantes podría ocurrir que los individuos cuyo autoconcepto estuviera compartimentalizado de modo positivo pasaran a realizar una compartimentalización más negativa, como consecuencia de la mayor activación de los contenidos negativos del autoconcepto, reduciéndose entonces su nivel de autoestima. En paralelo, el autoconcepto integrado positivo podría tener un efecto protector de la autoestima en las situaciones de estrés. Dado que este tipo de autoconcepto supone la presencia, dentro de una misma faceta, de características positivas y negativas, la mayor activación de las características positivas facilitaría compensar y aminorar el posible efecto negativo del estrés sobre la autoestima.
Los datos de este estudio:
ponen de manifiesto la relevancia de la evaluación de los contenidos del autoconcepto
sólo pueden entenderse en términos de la complejidad del autoconcepto
refutan el concepto de “esquema” dentro del autoconcepto
Los resultados mostrados sugieren que:
el autoconcepto compartimentalizado de forma positiva es siempre beneficioso
el paso de un autoconcepto compartimentalizado a otro integrado podría ser beneficioso en situaciones de alto estrés
la autoestima, tal como es evaluada en este estudio, es impermeable a los efectos del estrés